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lunes, 12 de octubre de 2009

La sonrisa del viento


Camino entre las nubes
sintiendo
libertad en el alma...
y me besas sin dejarme marchar.
.
Saben a caricias las noches sin luna entre tus brazos,
la llama de fuego entre las flores...
eres viento de deseo entre los dedos.
Suspiro tu aliento en las estrellas
dormida de encaje una quimera...
somos lluvia de luz entre los sueños.
.
Y nace tu nombre en cada ocaso
mientras la sonrisa del viento juega con mi pelo
y me arropo con furia entre tus besos,
soñando lunas y muriendo en verso,
soy...
soy poema y sin ti no quiero.

domingo, 11 de octubre de 2009

Nada importante...


Álvaro soñaba despertar algún día entre sus brazos, soñaba quererla tanto que la energía de sus sueños se diluía en océanos de inseguridades y silencios.
No se atrevía a acercarse a ella. Alguien le había dicho que se llamaba Elisa.
La veía todas las mañanas al ir al colegio, vendía flores en una pequeña tienda cerca del cementerio, las flores más vivas de toda la ciudad. La única vez que se atrevió a entrar y comprar un ramo de rosas, la había mirado tan profundamente a los ojos que, ella con voz rielada preguntó:
-¿desea algo más… señor?
-…. No, no, no… buenos días.
Álvaro se odió en un principio por no ser capaz de decirle que deseaba poder sentirse vivo a su lado, amarla, cuidarla, ser su amigo, su cómplice, su vida; pero pronto, con esa convicción de algunos tímidos cuando lanzan semillas que no esperan ver cuajadas en ninguna tierra, supo que una mujer como ella nunca se fijaría en él.
Aunque a veces… tenía la impresión de que aquello ya lo había vivido, de que los momentos se repetían. Mas tan sólo era un instante, un instante con sabor a canela.


Llegaba cada día más tarde a casa, los niños dormían ya, su mujer le preparaba sus cenas preferidas, pero dialogaban sin ganas. Y aunque seguían siendo buenos amantes, aquello no era suficiente. Su mente volaba, su corazón ansiaba más porque tenía que haber más, tenía que haberlo. Vivía en la superficie y deseaba sumergirse… por eso Álvaro soñaba despertar algún día entre los brazos de Elisa, soñaba quererla tanto que…Desde que tenía dos trabajos sólo la veía por la mañana, pero aquella mágica visión lograba equilibrar de alguna manera su vida absurdamente vacía.Por qué seguía casado, ni él mismo lo sabía, ¿por sus hijos?, sí tal vez, aunque más que un padre él se sabía un señor que estaba todo el día trabajando. Primero en el colegio y luego gestionando la agencia. Ni siquiera lograba recordar por qué tuvo que coger dos empleos, aquel accidente de hace años siempre llenaba de lagunas su memoria. Su mujer decía que ahora vivían mejor que nunca, que las clases complementarias de los niños, la ropa, la casa de la playa, la luz, el agua, el plan de pensiones…
Si la sintiera cuando hablaba, o al menos cuando la tenía desnuda en la cama, pero ni eso podía. Vivía en la superficie y deseaba sumergirse...
Una única luz en su vida, una obsesión: Elisa.


-¿Le viste hoy? –la mujer asintió con la mirada perdida, había comenzado a llover- ¿por qué no hablas con él?
-¿Y qué le digo? ¿Que aquel día llovía como hoy? –Elisa se llevó las dos manos a la cara ocultándose en ellas… las bajó y se abrazó la cintura acercándose a la ventana- …me dijo que aunque tenía hijos y mujer era la primera vez que hacía el amor…, había conseguido otro trabajo, ni siquiera sé cuál ¿qué le digo?... ¿Que le quiero con toda mi alma? ¿Que aquel coche amputó mi vida? Me muero si le hago más daño- Su hermano se acercó y la abrazó- Quizás todo fue un sueño, nada importante para recordar...

sábado, 10 de octubre de 2009

El mar y yo...


Mis ojos te devoraban mientras leías sentado en una cómoda butaca de la sala de estar.
Tomaste un vaso de agua que había en la mesita de cristal y al llevártelo a la boca, reparaste en mí. Con suavidad lo dejaste de nuevo sobre la mesa después de beber muy despacio. Me miraste por un segundo apretando los labios, y pasaste la página. Un periódico se sostenía aburrido en mi regazo, pero yo sólo te veía a ti.
Así había sido desde que tropezaste conmigo una semana antes cuando llegaste a la pensión. Te deshiciste en disculpas y sonrisas, y fue entonces, al cruzarse nuestros ojos, cuando comenzó ese dulce juego de seducir con la mirada olvidando que habías pedido una habitación doble porque pronto se reuniría contigo tu familia. Por lo menos yo lo olvidé.

Anoche, mientras cenábamos, me di cuenta que me he enamorado y apenas te conozco. Por mucho que me repita que tú nunca tomarías en serio a una mujer como yo, tus ojos me dicen lo contrario. No sé que va a ser de mí cuando te vayas. Intentando olvidarme de ti fui al acantilado con mi nueva cámara de fotos.

El espectáculo era enorme, con una reluciente luna llena brillando en todo su esplendor sobre la serenidad de un mar lleno de esperanza. Una pareja de gaviotas que oteaban el horizonte me hizo volver a la pensión, cargada de tristeza y sin una sola foto.
No he pegado ojo en toda la noche. Y ahora busco tu sonrisa para reconciliarme con el mundo y estás tan serio absorto en tu lectura que, me pregunto si no habrá sido todo otro de mis absurdos sueños.

´-¡Papá! -llamó un niño acercándose a ti y helándome el alma al mirar mis ruedas
- Mamá dice que salgas ya.
-Ahora voy, espérame fuera. Tengo que ir un momento a la habitación -le dijiste cerrando el libro y poniéndote de pie.

Al pasar junto a mí rozaste mi hombro y al mirarte, me pareció ver en tus ojos toda la tristeza del mundo. Quise seguirte, levantarme de ésta odiosa silla de ruedas y salir andando detrás de ti, o empezar a correr huyendo de yo que sé qué.
Quise abrazarte, que me abrazaras; quise tenerte sólo para mí, por un instante... por un instante de libertad.
............

Hoy hace un mes que te fuiste. Nada tiene sentido, o es que lo empieza a tener ahora porque enamorarme de ti me demostró que todavía estoy viva, sobre ruedas pero viva.
La luna llena vuelve a brillar con más fuerza que nunca sobre un mar furioso.
Furioso de deseo, de nostalgia, de pasión. La luna, mi luna, mi amiga, mi alma. Tan solitaria como yo. Y el mar, tan viril, tan fuerte, tan noble, como tú.

Guardé la cámara de fotos en la mochila y me arrimé al precipicio. Eché los frenos y me bajé de la silla quedándome sentada en el borde. El mar, a mis pies, se me antojaba que rugía a la luna con lujuria. Sería tan fácil, sería tan fácil dejarme caer y que me abrazaras para siempre. No, no me mires así bella luna, ahí somos iguales, tenemos que seguir brillando y ser libres de corazón. No hay otra opción.

martes, 6 de octubre de 2009

¡It's mine!


Zinnias. Mis primeras flores, las sembré a finales de Junio y aunque las plantas están muy grandes no habían florecido. Hasta ahora...

¡Flores!

¡It's mine! ¡es mía!

A veces creo que hay alguien por ahí arriba que me protege, alguien que se encarga de que las cosas no duelan tanto, que equilibra la balanza.

Es que me canso de tener que ser yo siempre la que pregunte, la que se interese por la vida de los demás... y siempre tenga una sonrisa para todos. Y si no hablas tú no existes porque tu vida les importa tres mierdas, y si no puedes seguir la conversación porque no te miro... te aguantas.

Ha empezado 'la época de cumpleaños y compromisos familiares'. Dos cenas en menos de quince días son demasiadas. Y yo necesito integrarme... es parte de mi tratamiento, es un reto no faltar, y una obra de arte no hacerles un buen corte de mangas y largarte.

El sábado pasado por la noche llegué a casa hecha polvo... ¡jamás me acostumbraré y mira que son años ya! Te hacen sentirte tonta, un jarrón, y despertarte llorando al día siguiente.


Y el domingo en la finca descubrí las flores, y pensé que en mi vida hay también muchas cosas buenas sin necesidad de perder el tiempo con lo que no entiendo, y no me gusta.

Entre flores, plantas y niños, escribiendo en las paredes, y luchando por Vivir siempre cerca de vosotros aprendo a ser feliz...


al menos un rato ;)