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jueves, 12 de noviembre de 2020

-En alguna estrella-

 

La pintura que  acompaña a mi novela es de Miguel Peidro.

-


La gente había dejado de hablar poco a poco y miré hacia el salón.

-Va a leer poemas Eulogio. Ya verás que bien recita –me dijiste.

-¡Pero si es sordo!

-No oye bien. No seas cabeza hueca, Miguel… ¡Ven!

 

“…La muerta resucita cuando a tu amor me asomo,
la encuentro en tus miradas inmensas y tranquilas,
y en toda tú... Sois ambas tan parecidas como
tu rostro, que dos veces se copia en mis pupilas.
Es cierto: aquélla amaba la noche radiosa,
y tú siempre en las albas tu ensueño complaciste.
(Por eso era más lirio, por eso eres más rosa.)
Es cierto, aquélla hablaba; tú vives silenciosa,
y aquélla era más pálida; pero tú eres más triste.”

 

La tranquilidad y profundidad de aquella voz leyendo los versos de Amado Nervo me sorprendió. Equilibraba el mundo. La noche. Y me relajaba. Me senté en un sillón y te pusiste junto a mí. La calma se había colgado del cielo.

Siguió leyendo poesía de Amado y Luis Cernuda mientras el frío y un viento helado corrían por las solitarias calles.

-Este poema va por ti, compañero. –le dijo a tu padre con un puño alzado. … (…)

 

… (…)En un terreno movedizo, con un otoño vestido de oscuro invierno, y sin poder detener ni interrogar a nadie. Intuir lo que iba a ocurrir no adelantaba el delito. Pasábamos las horas del cuartel a la casona y vigilando el río, arrebujado en una infinita sed de ti. De tus sueños, de todo lo que había dejado atrás.

El trasparente sonido del río me hablaba de tus ojos, el húmedo olor de los árboles gritaba tu nombre entre las ramas desnudas del fuego verde, y la espesa niebla estrangulaba tu alma adivinando un sol en las profundidades del cielo. Mi estrella. Callaba el viento porque no podía dejar de pensar en ti, de recordar ni imaginar tus besos. Las corrientes rugidoras arrastraban la fuerza del secreto, de la vida.  Y tropezaba el agua con las rocas creando las ondas del deseo, de la nostalgia que se abre en la mañana de los tiempos, de ese círculo visible de las ganas que buscan siempre algo más. Mucho más…Todo.

Me gustaba estar en el campo porque te sentía dentro. Volver a la realidad ya me gustaba menos.

 

-¡El Cristo colorao!

Algún día me acostumbro yo… (…)

 

-En alguna estrella-

https://enalgunamaria.blogspot.com/

 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Para nada

 


Utilidad del test de Roth en la valoración telefónica de pacientes con infección respiratoria y sospecha de COVID-19 en atención primaria.

 (Cada maestrillo tiene su librillo, eso prueba la capacidad pulmonar)

El test de Roth (103) se llama así en honor al Dr. Arie Roth ( cardiólogo que trabajaba en Tel-Aviv) que inventó un test para correlacionar la disnea con la SatO2 de la habitación en la que está el paciente. El test consistía en: 1º Respirar hondo, 2º Contar lo más rápido posible del 1-30 en el idioma materno del paciente. Tras hacer esto, se medía: a) el tiempo de duración entre el 1 y el 30 en una sola respiración o hasta que el paciente inspirase nuevamente. b) El número al que llegaba en ese tiempo. Chorin et al encontraron una correlación significativa entre la SatO2 y el número al que llegaba el paciente. Fue estudiado en 93 pacientes ingresados por ICC, neumonía y síndrome coronario agudo entre otras patologías.

Si el paciente tardaba menos de 7 segundos en contar, se relacionaba con una SatO2<95% del aire de la habitación (sensibilidad: 91%, especificidad:83%). Si el paciente solo contaba hasta 10, se relacionaba con una SatO2<90% del aire de la habitación (sensibilidad:78%, especificidad:68%)



Una cadena que circula por WhatsApp propone un método para comprobar si estamos infectados de coronavirus, "inhalando profundamente y sosteniendo la respiración durante más de 10 segundos sin toser", así como una posible solución ante el contagio "tomando sorbos de agua cada 15 minutos" ya que, supuestamente, el líquido hará que el virus llegue más rápidamente a nuestro estómago y el ácido acabará con él. Pero no, es un bulo. No hay ninguna prueba

CONTENER LA RESPIRACIÓN NO PERMITE SABER SI UNO ESTÁ INFECTADO POR CORONAVIRUS Y TOMAR AGUA CADA 15 MINUTOS TAMPOCO ACABARÁ CON ÉL

-de El Covid y la ataxia de Friedreich…-

jueves, 24 de septiembre de 2020

Sonríe.

 

Si no te relajas nuestro sistema inmunológico no funciona


Olvídate de todo.

Sonríe.

                                             -Bienvenidos...-

 

Leonor había puesto todo su empeño en que la velada saliera bien. La primera impresión es la que cuenta, le decía siempre su madre. Se había rizado el pelo, acababa de rociar la estancia con una finísima lluvia de su perfume preferido, y había sido algo más generosa al colocárselo en las muñecas y tras el lóbulo de las orejas. La ropa negra que llevaba le favorecía, de eso no había duda, tan ceñida y con ese escote: insinuando sin mostrar nada, como debe ser. Todo preparado. Dos copas de champán sobre la mesa de cristal acompañadas por ligeros y atractivos canapés; una suculenta pero débil fragancia escapándose de la cocina y la casa a media luz. La música romántica tan imperceptible que apenas se oía.

Aquella era su primera cita con Marcos.

Cuando el hombre por el que suspiraban todas sus compañeras de oficina la invitó a cenar, intuyó que su ansiado sueño se cumpliría mejor en terreno propio ya que de esta forma su problema quedaría más tapado. Sabía que podía ser la mejor anfitriona; sensual como pocas de su atractivo no tenía dudas, pero de sus nervios sí.

Al estar frente a quien le gustaba no sabía qué decir, los temas de conversación se evaporaban. Su terapeuta desfallecía con ella. Leonor era la mayor charlatana que conocía hasta que coincidía con un hombre guapo, atractivo, entonces se quedaba muda. Se le habían acabado los trucos y consejos que darle, hasta llegó a temer que en verdad perdiera momentáneamente la facultad del habla. Pero un compañero sugirió que la mujer hiciera guiones o recordara letras de canciones... y la cosa más o menos empezó a funcionar.

 

Leonor había llenado la casa de notas ocultas, hasta en sus muñecas había escrito dos diminutas chuletas. Se echaba un último vistazo en el espejo cuando el timbre de la puerta sonó. ¡Qué puntual... y qué guapo...!, pensó al abrir quedándose pasmada e idiotizada en el umbral.

Marcos la miraba sonriendo y alabando su buen gusto. Traía una botella de vino. La mujer miró con disimulo su mano izquierda, la chuleta..., ¡el perfume la había borrado! Sonrío mientras llamaba a gritos mentalmente a las palabras.

-Buenas noches, bienvenidos hijos del rock and roll...

Lo dijo tan sin una pizca de ritmo y tan seria que, el hombre riendo pasó dentro. Y entregándole la botella contestó:

-Ya veo que lo vamos a pasar pipa. Tienes fama de divertida ¿Te gusta Miguel Ríos?

-¿A mí? ¡Si casi no había nacido! –le dijo Leonor mientras se dirigía a la cocina pensando “Vamos bien, vamos bien, princesa ¡ya has dicho cinco palabras seguidas... y sin guión!

 

Marcos resultó ser un gran conversador por lo que la velada se normalizó bastante. Lo malo era cuando la miraba con esos ojos... ella sentía que le devolvía la sonrisa más reboba y estúpida del mundo, y completamente muda. El hombre estaba acostumbrado a causar ese efecto y se mostraba encantado. Pero Leonor no se sentía bien, así que apurando su copa se encaminó hacia la ventana, allí había escondido una de sus notas. Tan bien escondida que la escasa luz le impedía encontrarla.


-¿Qué haces...?-, oyó a sus espaldas.

Se giró y sonrió. La tenue luz le convertía en el ser más hermoso y varonil que había visto nunca. Tragó aire, respiró con profusión y golpeando el suelo con uno de sus tacones dijo:

-Me asomo a la ventana, eres la chica de ayer...

-¡Nacha Pop! Y ahí no me digas que no habías nacido porque se notaba un ligero ritmillo... Venga, te ayudo a poner la mesa y cenamos.

“Vamos bien, vamos muy bien, princesa”

 

La cena transcurría dentro de los parámetros de la normalidad. Él contando sus batallitas, y ella revisando mentalmente su exquisita ropa interior y deshaciéndose al imaginar lo que ocurriría luego...

El tiempo se detuvo al observar que Marcos la miraba con fijeza. Esperaba una respuesta... sonriendo con esos dientes blanquísimos y aquellos labios. Ella miró con disimulo la nota doblada escondida en su servilleta. Enlaza una frase con su última palabra, leyó. “¿Y qué decía...?”

-Alonso, mujer, Alonso... –volvió a repetir él.

-Alonso Quijano... ¿don Quijote de la Mancha?

-No digas tonterías, mujer, el Alonso de toda la vida: Fernando Alonso. ¿En qué mundo vives? –le preguntó con el ceño fruncido, lo que acentuaba aún más su atractivo.

Suspirando y temblando al mismo tiempo mientras doblaba su servilleta, contestó:

-No me hables, no me hables. No me hables así...

-¡Juan Pardo! Esa canción le encantaba a mi madre, ella sí que era una luchadora con...

“Vamos bien, vamos bien, princesa, ya has conseguido encarrilarle de nuevo a su monólogo”.

 

Después de cenar y mientras ella se llevaba los platos a la cocina, Marcos encendió el televisor. ¡Gollllllllllllll!, le oyó gritar enardecido de pasión. La mujer preparó dos sugerentes copas sonriendo y se desabrochó un botón de la blusa.

-¡Nena! –le oyó gritar de nuevo- ¿No habrá por ahí palomitas? Empieza el derbi y luego echan Rambo 13, mejor quito la música.

 

“¿Puede un príncipe convertirse en rana?”, pensó bebiendo una de las copas de un trago y abrochándose el botón.

 

 

 

jueves, 17 de septiembre de 2020

Las ganas de vivir -I-


 

Cartas sin papel
poemas en tus labios
sonrisas en el viento
poco a poco,
y sentir la poesía de tus ojos.

Me gusta escribir, crear. Me siento bien, me relaja, me comunico; tal vez porque hace tiempo aprendí que las mejores cosas de la vida no son cosas. Es algo interior.

Es tiempo, son ganas, lucha, respeto, equilibrio, amabilidad.

Tengo una enfermedad neurodegenerativa desde que era niña, pero nunca me he considerado una persona enferma. Mucho menos una mujer enferma. Esa es mi suerte, mi mayor suerte porque me equivoco e intento ser normal en esta alocada anormalidad de la pandemia.

Empecé a escribir de una manera constante hace casi veinte años.

Cuando me di cuenta de que era capaz de escribir una historia con principio y final, me preparé para hacerlo. Y me sigo preparando, porque esto de escribir es un aprendizaje continuo.

Ahora ya difícil tarea, muy difícil estar derecha mientras escribo –mi casa está llena de espejos- y hacer una coordinación sublime con los dedos, pero compensa tanto... como nada.

 

Decía Ana María Matute que, el mundo hay que fabricárselo uno mismo, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida, porque acaba siendo verdad.

Pero estamos tan ocupados mirando hacia afuera, que no nos tomamos el tiempo para disfrutar de nosotros. Viajar hacia el interior, conocernos a nosotros mismos.

Ve más despacio y disfruta de la vida. Con tu libro favorito, tu serie preferida, tu familia, los que te rodean. No cierres la puerta a una caricia, a ninguna emoción. Baila, sueña, vive.

No enumeres tus sufrimientos, enumera tus alegrías

 

Las ganas de vivir es la única medicina que creamos nosotros mismos.

 

 

jueves, 7 de mayo de 2020

Creando….


Escribiendo una nueva novela.
… (…)
-Me pregunto muchas veces por qué soy así, madre, por qué tengo que ser sensato para darme cuenta de que la vida no es sino una mierda de inteligentes deducciones.
 Hay quien se pone metas, objetivos, cree en algo: en amor, en un dios, pero es difícil creer en algo sino crees en ti mismo. Nadie siente alegría y, sin embargo, no hacemos nada para cambiar las cosas porque no sabemos qué es lo que podemos hacer, no sabemos cuál es la solución porque no la hay; la única solución, y aunque parezca absurda, es vivir en una dulce tiniebla, ser un iluso, un estúpido que no piensa y no ve las cosas más allá que lo que alcance su mirada. Es muy fácil hacerse pasar por tonto.
 No soy ningún patán, ni siquiera lo fui de niño aunque usted solo tuviese ojos para mis hermanos.
Ya no tenemos valor; quizá no lo tuvimos nunca.
Y aún así, creo que el hombre más valiente está asustado de sí mismo

El inspector Calvete se reconciliaba con el mundo después de aquellas profundas conversaciones con su madre. La persona más importante para él y la que menos le conocía. Pero era ella la que le ayudaba a esquivar la depresión que le rondaba. Por lo demás su vida era un circo, llena de delincuentes, policías, dos hermanos con los que no se hablaba y literatura. Mucha literatura.

-Si yo observo que un perro no ha ladrado cuando debía haberlo hecho me digo: ¡Ah! Un crimen estilo Sherlock Holmes.

“¡Este tío es tonto!”
 Le miraba y casi se arrepentía de haber confiado en él, de lo que sí se empezaba a arrepentir era… (…)
……. ………
El sótano de la abuela