He vuelto a escribir porque necesito saber qué va a pasar,
“¿Y sabes? tiene razón.
Aunque soy muy pesada y creo que la he agobiado y por eso apagó el móvil. También
lloró porque el suicidio de Ana fue un montaje porque amaba la vida y sobre todo
a su hija, y jamás la dejaría sola. Y no me creen ni lo puedo demostrar.
-Pero yo te creo… el
lunes voy a ir a buscar a Pedro y a la abogada. Le tengo muchas ganas yo al
fraile. Y la abogada creo que no ha dicho ni la mitad de lo que necesito saber.
-¿En serio?, voy contigo, cuatro ojos ven más que dos. Lo sabes.
-No cariño, esto es
trabajo de la policía y no voy a ir solo. Voy con Dodo, un especialista en sectas
jubilado.
-Gracias, mi amor.
Había leído su miedo
más profundo sin ella decir nada, cómo no se iba a estar enamorando de él.
Cuando eran pequeños habían compartido la curiosidad e intuición en busca de
los dantescos misterios del colegio. Luego, la enfermedad de su madre les hizo
mudarse a una ciudad con mar... y si el destino los había vuelto a unir
demostraba que sabía jugar sus cartas.
El lunes amaneció nublado, el cielo amenazaba agua y el aire inquietud.
Alfredo se había
encontrado con Manolo después de desayunar y habían ido hacia la Barceloneta, a
la casona. Seguía sin haber nadie.
-No me gusta la ausencia de Carlota y menos que tenga apagado el móvil. Hay una manipulación emocional para alejarlas de su círculo. O mucho me equivoco o así actúa el gurú antes de captarlas. Así no llama la atención.
-Precisamente eso es lo que no me ha dejado dormir esta noche. –Contestó el inspector Calve
La mañana avanzaba entre pequeños chaparrones y apatía, de pronto una
furgoneta adaptada y grande se paró……”