

Su recibimiento... cuando me vio posando para las fotos y le soltamos (siempre está atado cuando entran los coches a la finca) se pegó a mi silla y no había ni un Dios que le separara. Bruno vive allí y es feliz, cuando nos vamos se pone tan contento que le miras alucinada ¿No nos quiere? no es eso...
¡es que es su hora de comer! Es peor que Scooby Doo con la comida, fue lo único que se me ocurrió para que no se quede mal cuando nos vamos.
