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jueves, 5 de septiembre de 2019

¡Ay, la poesía…!


El perfume de un silencio sin estrellas
de una emoción casi huérfana,
tan intensa y dolorosa
como las llamas que prenden la tristeza.
Suave,
como la lluvia callada de una tarde de verano.
 como una carta infinita sin destino de amor.

¡Ay, la poesía…! Y el amor.
El amor mueve el mundo, o al menos me mueve a mí.

El real, el inventado, el fraternal, el de mis perros, y hasta el que me enseñaban cuando iba a catequesis. Que, aunque mentirosa, a catequesis sí he ido.
Lo que pasa es que la gente no hace mucho el amor.

No. Quiero decir que casi no se practica el San Valentín. El apóstol, claro. Ah no, que no era apóstol, pero a catequesis sí he ido.


Aprende a amar la luna
su misterio, su silencio
su terror.
Esa dulzura y tristeza que adormece el tiempo,
que nace cada día
que muere en cada instante.
Esa tenue tempestad que surge del fondo de un silencio,
del murmullo de las flores
de la magia de un momento.
Aprende a amar la luna en cada verso,
en cada logro en cada esfuerzo,
en cada suspiro del viento.


No somos víctimas de nada.  -pincha-

1 comentario:

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

Bello y honesto sentir que enseña lo mejor de ti, un ser sensible y tiernamente humano, fuerte de espíritu. Necesario como ejemplo visible para otros. Valiente.

Un abrazo de una "rana Azul"��