Bienvenidos a mi blog

martes, 23 de octubre de 2007

¡Música maestro!



Hasta que encontró aquella pasajera solución, creyó volverse loco. Dentro de unos años... ya vería.

Cada noche cuando salía del teatro y llegaba a casa, ponía la manita de Yesco sobre el casset con la grabación del concierto que había dirigido esa noche. El pequeño estaba completamente dormido y así continuaba. Por el día visualizaba vídeos de sus actuaciones mientras Yesco jugaba con su mecano junto a él. Un enorme perro les miraba perezosamente desde la butaca más cómoda de toda la sala.
Hubo un tiempo en el que componía, pero dejó de hacerlo cuando le anunciaron la sordera de su hijo. Era un bebé de seis meses entonces. Sordera profunda, diagnosticaron.

-¿Y la música? -pudo pensar al fin- ¿ mi hijo nunca sabrá lo que es la música?

Yesco tenía cinco años y era inmensamente feliz, como cualquier niño rodeado de amor y ternura. Le gustaba jugar imitando a papá moviendo sus pequeños bracitos. Emitía débiles sonidos al reír que eran vitamina celestial para su familia. El pequeño no se separaba nunca de Guau, un perro amaestrado que le anunciaba los peligros que él no podía oír. Llevaban juntos dos años, se entendían a la perfección. Con U, como había aprendido a llamarle Yesco, le dejaban alejarse de los ojos de los mayores sin miedo a que le pasara nada. Pero esas escapadas sólo eran permitidas en la finca de los abuelos.
Por ello aquella mañana el chiquillo no dejaba de sonreír, mientras que con su naricilla apoyada en el cristal del coche de mamá, observaba a dos gigantes algodones blancos perseguirse por un cielo eternamente azul. U, recostado a su lado, apoyando la gran cabeza en sus piernecitas, olisqueaba con los ojos cerrados el aroma de la temprana primavera que se colaba por una ventana. Mamá sonreía a través del retrovisor mirando la felicidad, porque su hijo era eso si la felicidad existía. Las cuatro estaciones de Vivaldi envolvían un turismo rojo que engalanaba una solitaria carretera comarcal.


El abrazo a los abuelos fue fuerte y corto, no podía ser de otra forma estando la pequeña bicicleta en el garaje.
Yesco pedaleaba a golpe de ilusión por el sendero. U, a cappella, ladraba al aire corriendo a su lado. Los altos chopos se inclinaban a saludarle; vistosas mariposas danzaban ante sus ojos abandonando por un momento las flores de los almendros; el viento mesaba sus alborotados y suaves cabellos mientras la vida acariciaba su cara.
De pronto, Yesco, se paró. U dejó de ladrar. El niño miró a su alrededor, al cielo. Las puntas de los altísimos chopos tenían ya hojas, jóvenes y tiernas hojas verdes. El suave viento las movía a la vez, de un lado hacía otro, hacia delante, hacia atrás, no paraban...
Yesco no dejaba de mirarlas. Se movían todas a la vez... de un lado a otro, de un lado a otro...
El niño se bajó de la bici e irguió su cuerpecito, echó la cabeza hacia atrás y emitiendo un leve ruido, comenzó a mover los brazos con su mirada clavada en las hojas que hacían cosquillas al cielo.
U, rompió el silencio, rompió el silencio con dos ladridos; dos ladridos, dos palabras: ¡ Música Maestro!.


Me emocioné mientras escribía el relato porque vi, oí, y sentí, el concierto de la vida dirigido por un niño sordo... - pag 172, Fotos de un Adiós-

23 comentarios:

Mi Chica dijo...

María, que bonito!,me ha encantado,de verdad,me has dejado...precioso.

Un beso.

Anónimo dijo...

Inclinado me tienes en posición reverencial.
BESOS

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

�Un relato precioso!. Te agradezco tu visita y as� haberme dado la oportunidad de conocerte por medio de tus escritos.

�Cuanta sensibilidad, ternura y fuerza en este rinconcito de la red!. Curioso que coincidamos en muchas cosas de las que dices en tu perfil, algunas pel�culas, so�ar, escribir...y en ese lugar de tu entrevista: Guadalajara, donde se ubican muchos de mis recuerdos de infancia y adolescencia ya que viv� all� y estudi� en las Adoratrices.

Me alegra profundamente encontrar un alma tan serena como la tuya que transmite esa alegr�a de vivir, vendr� a menudo, te enlazo ya a mi blog, porque quiero que se me contagie algo de esas buenas vibraciones que desprendes.

Un saludo

Navi dijo...

Hola, como siempre un texto bello, mi recordaste un cuento que quizas despues publique en mi blog. De verdad me gustaria conseguir tu libro, en cuanto consiga una tarjeta (T_T) lo compro en lina, jeje, un beso Maria.

Anónimo dijo...

Yo también me he emocionado. Es un relato precioso y maravilosamente narrado.
Y la orquesta de Yesco está perfectamente afinada y la música no puede ser más bella.

Besos muchos

Manuel Rubiales dijo...

Un texto bellísimo y emotivo. Dan ganas de esbozar sonrisas en cada frase.
Vino y besos.

Calle Quimera dijo...

Con lo blandito que soy yo ,y lo hemosa que es esta historia...snif,snif.Salud princesa¡¡¡.

Sandra Garrido dijo...

María hoy tocaste lo más alto de la sensibilidad, después de ller este relato dan ganas de decir nada es imposible, y la felicidad se puede encontrar de cualquier manera.
Un abrazo

Malena dijo...

Es una preciosidad, María. Lleno de sensibilidad. ¡Jo! Te deja el corazón encogido. Un montón de besos.

Maribel Sánchez dijo...

Hiere los ojos tu sensibilidad María, y en ella dejas siempre pinceladas de ilusión, eres increible.

Un beso fuerte

María Narro dijo...

mañana contesto ¿si?

buenas noches.

bona nit

Dulces sueños.

Ana dijo...

Me ha emocionado tambien. Por un momento creía que iba a recobrar su oido.
Bello relato.
Un beso.

Anónimo dijo...

Secillamente maravilloso, Maria.
Que dulzura y que fuerza, bella sensibilidad la tuya, como pocas.
Como anima leer historias como las tuyas.
Un abrazo.

María Narro dijo...

Orestes, primero muchas gracias.
Segundo que en Fotos de un Adiós, en el capitulo 'Teniente sin galones' hablo y esplico mi problema de audición y que la biografía de mi sordo favorito -Beethoven- me ayuda a guiar mi problema.

Beethoven empezó a perder la audición a los 30 años, pero él ya componía entonces y conocía de sobra el sonido de la música, de cada nota.

Pero perdió toda audición muy rápido pues estaba de continuo junto a ruidos intensos -conciertos-.

Cuando ya no oía nada siguio componiendo, y oyendo interiormente su música.

Éste último párrafo es cosa mía, pero solo hace falta investigar cuando vives con problemas auditivos para darte cuenta de esto.

Respecto a Yesco, los sordos profundos desde que nacen, sé que sienten las vibraciones por eso su papá pone su manita sobre el casset.

Un beso.

María Narro dijo...

mi chica, Paco -¡ale-hop ale-hop! parriba-, Shikilla -muy bienvenida ¿adoratrices? :)) vivo en Guadalajara capital-, navi, Trini, Manolito, Sandra, Malena, Maribel, Ana,Prometeo uffffffff

muchas gracias.

soy soñadora pero realista, y hasta en lo mássssss negro hay belleza, sólo hay que buscarla.
Experimenté lo mismo que el niño en la finca de mis padres. Me encanta tumbarme y mirar al cielo escuchando música, un día dejé los cascos porque el concierto del viento con los chopos era maravilloso...

y de ahí nació ¡Música Maestro!

Anónimo dijo...

Me encanta leerte, María.

Entiendo tu impotencia, pero ¿recuerdas?, el 2007 va a ser clave para ti. Tras 7 meses un poco difíciles vas a tener una segunda oportunidad para replantearte el futuro; a veces un obstáculo presenta una oportunidad para mejorar. Tienes un libro, sigues escribiendo, y mucha gente te admira y te demuestra su cariño casi diariamente, así que no te desanimes, este año va a acabar bien para ti, con ese positivismo que tienes no puede ser de otra manera. Y además tienes muchísimo talento, ¿qué más quieres? :)

Para ti no hay barreras de ninguna clase, tienes fuerza y carácter suficiente para poder con eso y con más, estoy segura de que nada va a conseguir frenarte.
Yo también llevo unos días chungos, y precisamente el domingo también sufrí un pequeño accidente; nada de importancia, pero leerte me ha animado bastante, es un texto precioso, que me ha hecho sonreír.

No permitas que te afecten esas cosas, no olvides que eres fuerte.

Un saludo.

Ana dijo...

Me encanta SANTANA. En mi blog, tengo una canci�n de �l que la llevo siempre conmigo es FLOR DE LUNA, y bueno al escuchar tambien EUROPA...... Hija , �Qu� recuerdos�.

Un beso para t�.

María Narro dijo...

Gracias espejito, me ayudas ha auparme.

Sí, claro que recuerdo, por eso era andrea007 y mi número es el 27, de siempre. Lo que pasa es que a veces soy muy patosa, pero la vida es una sorpresa continua... todo acaba poniéndose en su lugar con solo trabajar y creer en ti un poquito.

Espero que ya estes bien de tu pequeño accidente, a mi es que Laura me vio con sangre en la cara y la sangre es muy escandalosa.

Un abrazo

María Narro dijo...

Ana, flor de luna me gusta más que Europa.

Besos.

María Narro dijo...

Ana... pero dónde está tu blog???

pinchando tu nombre no aparece.

Besos.

Calle Quimera dijo...

Ya ves, la madre preocupada porque Yesco nunca sabría lo que era la música y sin embargo el pequeño ha sido capaz de oír la que suele pasar desapercibida, la de la naturaleza.

Preciosísimo y emotivo relato, niña, lo he disfrutado muchísimo.

Besotes.

Anónimo dijo...

Sí, gracias, estoy mejor. Me mordió mi perro sin querer, una tonteria. Espero que tu también estés mejor.

"todo acaba poniéndose en su lugar con solo trabajar y creer en ti un poquito"

Es verdad, aunque a veces es facil olvidar esto tan sencillo.

Gracias, María, por este espacio y por compartir tus poemas, relatos y pensamientos.


Un abrazo.

María Narro dijo...

Besos a las dos y gracias a ti, Espejito.