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martes, 30 de octubre de 2007

Un solo corazón



Hacía frío. Sentía congelada su alma mientras llenaba aquella triste maleta con diminutos jirones de su ser, poca ropa y demasiados sueños rotos. Era lo mejor. De alguna forma era lo mejor, se repetía sin cesar, pero eran tantos, tantos los recuerdos de los momentos felices vividos, había sido tan puro y noble su amor, lo llenaba todo y poco a poco o fue de repente, todo empezó a ir mal; sintiendo lejana su cercanía veía como aquel hombre se iba convirtiendo en un extraño y a pesar de todo, le seguía queriendo y a pesar de todo...

¡No podía más !, temía que le fallaran las fuerzas... ¡dolía tanto!
Secándose las lágrimas, Laura, cerró la maleta, salió de su casa y se dirigió a la estación de Atocha.

Una mujer perdida, vacía y sola, ocupó un asiento en el tren de las 17.45 Madrid-Salamanca. Si los recuerdos no quemaran, si no
la hubieran conducido a las más míseras tinieblas, quizá podría haber pensado que no todos los días le ofrecen a una un cargo de responsabilidad en una revista tan prestigiosa como "Suya".
El tren se puso en marcha. Su mirada se iba deslizando sobre un paisaje que no veía y su corazón solo gritaba... Daniel... Daniel... Daniel...

Fue un poco antes de Navidad cuando en una noche negra, después de una absurda discusión, él acabo perdiendo los nervios y estampó un violento puñetazo sobre el rostro de su mujer. Laura petrificada mientras veía correr la sangre que emanaba de su nariz, se encerró en el cuarto de baño. Daniel espantado de sí mismo salió de casa. Aquella noche volvió de madrugada. Antes de irse a trabajar Laura creyó observarle mirando preocupado su herida en la cara, también le pareció recibir un beso en la frente, pero cuando despertó y se vio sola supo que lo había soñado. Aquella mañana mientras se pintaba más de lo normal intentando que no se notase nada sobre su pálida piel, no así sobre su corazón, recordaba los primeros años de casada.
.... La infantil efusión con que daba y recibía Amor, caricias, cariños. Como dejaba mecer su espíritu en la más preciosa cuna de ilusiones sin faltarle nunca esa chispa de fuego en sus ojos. Y Daniel, diligente, caballero, amantísimo de su mujer, viviendo para ella; pintando proyectos, sueños de mil colores y sacando a flote una pequeña empresa. Pasaban los años y crecía la empresa, crecía él y crecía su matrimonio. Se encontraba en el clímax de su carrera. Y sin saber cuando, todo empezó a ir mal...

Paso el día sola, ocupada pero sola. Se acostó temprano refugiándose en la lectura. Sintió a su marido llegar a casa, preparar su cena y evitar entrar en el dormitorio, ¿sentía remordimientos?, no, él no sabía que era eso. Esa noche tampoco durmió con ella. Por la mañana Laura encontró una rosa en la almohada. Y así transcurrían los días, unos daban paso a otros. Las rosas sobre la almohada se multiplicaban, pero era, como si a esas flores les faltara el color, la vida. En Navidad, delante de la familia , Laura y Daniel volvieron a ser el matrimonio perfecto. Pero algo se rompía cada vez más. Dicen que la convivencia es la tumba del Amor, pensaba ella viendo cada vez más lejos aquel paraíso de Dante, esa sublime expresión del ideal, ese cielo siempre azul.

Necesitaba volver a ser ella. Recobrar su identidad, aunque nada le dolía más que imaginar la vida sin él sabía que debía ser así, tenía que volver a empezar, en otro lugar, lejos de allí.

Tres meses después viajaba a Salamanca gracias a la oferta recibida.

Mirando distraídamente por la ventana de su oficina mientras saboreaba un soli
tario café, su pensamiento volaba hacia él. “¿Por qué no llama? ¿por qué no escribe? ¿se ha olvidado de mí?”.
No, no era fácil ser un solo corazón. Había decidido ser avara con sus sentimientos, empequeñecer su corazón pensando solo en ella, después en ella y luego en ella, ¡cúmplelo! –se dijo.
El teléfono sonó.
-Laura, tráeme el nuevo catálogo –
Al llegar al despacho del gerente, la secretaría le informó que tendría que esperar un par de minutos. -Está hablando con el jefe- dijo señalando hacia la puerta del despacho. Mientras las dos mujeres seguían hablando, dentro de la oficina contigua la gerente se despedía de su interlocutor:
-sí, no te preocupes, te mantendré informado de todo, descuida, confía en mí, nunca lo sabrá Daniel.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bello y melancolico relato lleno de multiples realidades, segundas lecturas...Un fuerte abrazo.

Malena dijo...

Es increible como han ido evolucionando los dos personajes a través de las líneas y la multitud de sentimientos que han ido desgranando. Me encantaría saber el significado de la última conversación.

Un beso muy grande, mi niña.

Sandra Garrido dijo...

María, siempre en tus relatos hay una lanza por alguien o por algo, una lucha constante, esta vez pones tu grito en el maltrato de género.
Lo sorprendente es ese final, que me ha dejado con la intriga, ..dime que síiii, que habrá una segunda parte.

Un abrazo

María Narro dijo...

segunda entrega?? no creo Sandra, ando muy pillada de tiempo. Tampoco intento llamar la atención sobre el maltrato, o no mucho, sino en la dificultad de sostener el amor. Dificultades de una relación de pareja.

Prometeo va más encaminado: hay multiples lecturas del relato.

Y el final jajajjja, mi querida Malena, tú mírame ¿cómo soy yo? romántica, soñadora y constante -no, pesada no hace falta decirlo-:
Daniel le consigue el trabajo, él es el jefe, siempre cuidara de ella pero no quiere que lo sepa Laura. ¿Por qué? ¿volverán?

A gusto del lector.

Besos y muchas gracias.

Anónimo dijo...

María, precioso relato. Instalado en la complejidad de múltiples parejas; en esa rajadura que sin saber cómo cuando te das cuenta ya es casi un abismo al que da miedo asomarse... que ha pasado de una visión idealizada de la realidad a la realidad misma con toda su crudeza...
UN BESO

AnaR dijo...

Yo creo que al final ( y es una de las lecturas que hago) hay una renuncia no pronunciada a sí misma , a ese egoismo que simula.Porque en el fondo sabe, se sabe que el pilar de una relación amorosa es la generosidad.Y , a veces, una de las dos partes le toca dar más para equilibrar...
Me expandí, para decirte que, como siempre me ha encantado leerte.

Abrazos

Navi dijo...

Hola, me ha gustado mucho este post y lo que tenia pensado decir al respecto ya lo dijo ana r y probablemente lo dijo mejor que yo, asi que me lo ahorro y te mando un beso y un abrazo, salu2

María Narro dijo...

exactamente, Paco, y sólo de nosotros depende bañar la cruda realidad en ternura, alegría o cariño antes de llegar a un abismo sin vuelta. Intentarlo al menos.
Besos.

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Sí, Ana, como un poema que escribí que decía: 'te quiero tanto... que no me importa que no me quieras tú'.
Solo que la poesía, la generosidad, tienen muy poco que ver con la vida real, y en mis relatos intento plasmarla.

Un beso muy fuerto.

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ahhhhh querido navi, con Anita topaste jajajajaja

Besos.

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((llevo las gafas para la vista cansada, me llaman por eso 'intelectual' pq son cuadraditas azules y tal y cual. He ido a por agua, me he visto en el espejo con el pelo muy largo y suelto, las gafas y mi pijama enorme de Snoopy... y aún me estoy riendo

Bona nit))

Maribel Sánchez dijo...

oh oh, aquí hay más de lo que se lee, y encima vas y nos dejas con ese final..... Mariaaaaaaa o nos dejas una segunda entrega o.. o.. o no se que pero haz algo!!! no nos dejes así.

Besazos y muy buen fin de semana.

Recomenzar dijo...

Te he encontrado te leo y me quedo

María Narro dijo...

jajajajaja

pillada.

pero no, no hay segunda entrega. Un relato ha de explotar en la mente del lector. De lleno me meto este finde en mi segunda novela 'Soy parte de la vida' y ahí, en una novela, no puedo dejar nada así.

Toy muyyyyy contenta, por fin acabé de reescribir mi tercer libro: TRECE LUNAS.

Besos, besos y besos.

María Narro dijo...

Gracias, mi despertar.

Un beso.

María Narro dijo...

¡Naviiiiiiiiii!, que no hace falta que te saques la tarjeta porque.....

mejor voy a tu blog y te lo cuento.

Anónimo dijo...

¡Eres un ciclón precioso!

Anónimo dijo...

un placer leerte. Tienes un don especial para la escritura. Besos.

fullmoonthe dijo...

sé que llego tarde y lejos, de todas maneras, quería hacerte llegar este mensaje para recordarte que estoy contigo, aún que este verano haya estado muy colgadete!!!

un gran abrazo!

Full

Mónica dijo...

maría, como estás tantos días sin visitarnos? Me encantó el relato... y me encantó el final donde él está ahí, sin que ella lo sepa.

Excelente. Bss. Nos vemos ¿si?

Silvia dijo...

Precioso el relato, me ha encantado, siempre es un placer leerte Maria.
Te he dejado un regalito en mi blog, ya me dirás si te gusta.
Que tengas buen y largo fin de semana.

Besos.

María Narro dijo...

Gracias an�nimo y Fernando.

Joan, hoy no me apetece llamarte Full, siempre apareces en el momento justo.
Gracias.

Monica, no doy abastoooo, pero ir� ir�.

Silvia, ahora mismito voy.

Besos a todos.

LUIS JAVIER dijo...

Precioso relato.
Me ha encantado.

Bss.

Calle Quimera dijo...

Ser avara con los sentimientos.. O se nace avara con ellos o es impsoibe serlo, por más que te lo propongas. Quien nace tonto, tonto es, hija..

Preciosísimo relato. Besos.

fgiucich dijo...

Una intensa historia de vida. Abrazos.