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lunes, 8 de junio de 2009

Perdón... ¿por qué?


El pasado sábado despertando la ciudad fuimos a hacer unas gestiones pendientes, al salir de la agencia de viajes y mientras nos dirigíamos a ultimar los preparativos de la instalación del aire acondicionado recibí un bofetón psicológico que a veces duele demasiado. Un señor de mediana edad estaba arrodillado casi en mitad de una calle peatonal, con la cabeza hacia abajo mirando al suelo, tenía un cartel al lado y pedía limosna.
No leí el cartel, yo también baje la mirada muerta de vergüenza, pero pensé mientras mi marido le daba dinero:

perdón por no tener trabajo, perdón por traer a España a mi familia para salir de la miseria... perdón.

Ese perdón con patatas se lo haría comer a todos los politicuchos de mierda, y de los eurodiputados no hablo que aún me enfado más.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

estoy contigo, el trato que se da a la gente de fuera solo por no ser de aquí o por ser pobres es indignante

fgiucich dijo...

Triste, tristísimo... Abrazos.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

ellos...solo ellos tienen la culpa...me refiero a los políticos...besos

Agua dijo...

Es muy triste, a mi me duele el corazón cada vez que me cruzo con alguien en esa situación...te das cuenta de que la vida es injusta y que no todos tiene la suerte que tenemos nosotros...besos!

azul dijo...

Las realidades duelen y está bien que te duelan y que te enfades...

Un saludo

Paquita dijo...

Esperemos que salgamos de esta cruel crisis y que los políticos se pongan la pilas para ello.

Besitos.

Raquel dijo...

No me extraña que te sintieras así. Es muy triste.
Espero que las cosas empiezen a mejorar.

Malena dijo...

Si quieres te cuento un ejemplo que me sucedió el otro día en una sucursal de la Caixa. Estaba en cola y llegó un señor sudamericano que me preguntó si era la última y le dije que sí. A continución llegó un señor de aquellos prepotentes que se les ve a la legua y se puso detrás de él. Cual no sería mi sorpresa que yo acabo y al darme la vuelta veo al prepotente que se había saltado al que venía detrás mía.

Le dije que él iba detrás mía y por qué le había dejado pasar y su respuesta fue levantar los hombros como diciendo: "no sé" y aquello me indignó. Fue el pisarlo, el ignorarlo, porque no era de aquí, y así muchos ejemplos, Mamen.

No son solo los políticos, somos también nosotros con nuestra actitud.

¡jo! me estoy poniendo nerviosa al recordarlo.

Besos y rosas, Mamen.

Prometeo dijo...

Tienes toda la razon del mundo, pero no solo a la gente que viene de fuera sino a la gente de aqui que esta pasandolas canutas o por ejemplo la ultima de este gobierno social que manad quitar la tarjeta sanitaria a los parados que han agotado las prestaciones (menos mal que aqui, en Madrid, la de hierro, ha dicho que nones, que a ninguno)...un abarzo.

Anónimo dijo...

Es una pena pero esto sucede todos los dias,es algo que se podria hablar muchosobre este tema.Con cariño Vicky

nuria dijo...

Donde yo vivo...estan super integrados y con trabajo...no se notan las diferiencias de unos y otros, claro es un pueblo pequeño.
De los políticos, no los menciono que me enfado ...solo me pregunto si estamos en un pais con crisis o en un patio de colegio...

besitos

Emilio dijo...

Es muy triste que haya personas en esa situación mientras las 'autoridades políticas' pasan olímpicamente del tema. Menos reparto político y más reparto social.

Saludos.

María Narro dijo...

creo que no es a partes iguales la culpabilidad de los políticos con la actitud arrogante de algunas personas. Cierto que hay gente que discrimina a los inmigrantes, pero también nos discrimina a las personas discapacitadas, a los que no entran en el canón de "perfecto válido".

A parte de esto me ocurre algo peculiar con los mendigos, cuando paso por su lado dejan de pedir, menos las gitanas que te asaltan en cualquier terraza.

muy rara vez me acerco a darles dinero, sin olvidar que estamos en el país del ingenio y la picaresca... en unas vacaciones, mientraas paseábamos al lado del mar, vi a un mimo cansado y aburrido sentado en un bordillo. En el cartel que tenía al lado ponia: necesito dinero para comprarme un ferrari...

me reí tanto que me acerqué a darle una moneda, y cuando vio mi silla montó tal show besándome la mano que casi me muero de vergüenza.

besos a todos y gracias por los comentarios.

ralero dijo...

Así es la sociedad del éxito a costa de lo que sea, de la operación triunfo que se alimenta en la derrota, de los fichajes multimillonarios y las colas del paro. Sí, hay mucho políticucho -amén de mucho banquero cabrón-, pero tampoco deja de ser cierto en gran parte aquello de que cada pueblo tiene a los políticos que se merece. Y el nuestro es un pueblo egoísta donde los haya. Menos mal que hay excepciones como tú.

Besos.

María Narro dijo...

pues creo, Rafa, que has dado en la clave de todos mis problemas: no soy egoista.

Y tengo que aprender a serlo, no puedo preeocuparme de todos. Llevo todo el día reflexionando

aprender a ser egoista no es fácil.

un abrazo.