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martes, 27 de marzo de 2007

Blanca Flor y las siete escaleras

(2ª parte y final. Ejem... Enzo, la primera parte del cuento está en el post de abajo ;)

-No debes tenerme miedo, soy tu amigo y no me busques porque estoy dentro de tu imaginación.
-¿Mi imaginación? -preguntó Blanca Flor.
-Eso es, solo tú puedes oírme
-De eso nada, antes también te oyeron mis padres -replicó la niña.
-Bueno verás, eso tiene una fácil explicación. Antes tu pensabas exactamente lo mismo que yo...
- ¿Quieres decir que... como quieras que te llames... que ahora cada vez que coincida nuestro pensamiento lo vas a soltar? -chilló- ¿No puedo tener pensamientos privados? -Blanca Flor se volvía a enfadar- y ¿ me puedes decir con quien estoy hablando?
-No te enfades, intentaré no ser tan bocazas. ! Ah ! y soy Benito, el duendecito Benito.
-!!¿Qué?!! Debo estar soñando esto no puede ser verdad.
Pero lo era. Blanca Flor sabía, por los muchos cuentos que había leído, que los duendecitos eran los duendes más jóvenes e inexpertos. ¿Sería capaz de ayudarla a encontrar aquella palabra que quería haber buscado desde hace tanto tiempo? Exactamente desde que el Mago le habló de ella. !Sonaba tan bien! SOLIDARIDAD.
-Para eso estoy aquí -dijo Benito
-No sé si podré acostumbrarme a que leas mi pensamiento. Pero dime ¿sabes dónde está? -preguntó la niña esperanzada- El Mago me contó que el conoció un país en el que existía la solidaridad. Donde todos fuesen como fuesen tenían las mismas oportunidades..., bueno... derechos, eso es lo que dijo. ¿Sabes? no le entendí muy bien pero me dijo que si yo hubiese vivido allí podría salir de casa, ir a la escuela... -Blanca Flor se puso muy seria
-Lleva razón a mi también me hablaron de ese lugar -dijo el duendecito Benito- y lo que es más importante sé donde está la pócima llamada solidaridad. La misma bruja que hizo beber, a los habitantes de tu país, el brebaje del crecimiento exagerado, por equivocación inventó la pócima que necesitamos y todos al bebería se preocuparán y te facilitarán las cosas para que lleves una vida como la de cualquier niño.
-Suena bonito, duendecito Benito -dijo la niña- ¿Será eso posible ?
-!Claro! solo hay que coger la pócima. Pero hay un problema, tendrás que subir siete enormes escaleras y yo no te puedo ayudar.

El duendecito guió a la pequeña niña hasta el lugar. Blanca Flor se quedó de piedra cuando vio los enormes obstáculos, ni si quiera su mamá o su papá las podrían subir y ¿ahora qué? Solo siete escaleras la separaban de la SOLIDARIDAD.
-Debes pedir ayuda. - le dijo el duendecito.
Y eso hicieron. Fueron a buscar al Mago, quien muy seriamente le dijo después de haberla escuchado:
-Hace tiempo oí hablar de las siete escaleras y sólo ahí una forma de subirlas. Existe un pequeñísimo ascensor que solamente tú, con tu pequeño tamaño podrás usar, pero antes escúchame bien. El ascensor solamente funcionará si tú das parte de lo que estas buscando. No hace falta que me entiendas ahora, ya lo harás
.
Un poco intrigada la niña partió hacia donde se encontraban las enormes escaleras y el diminuto ascensor. A éste lo encontró debajo de unos matorrales. Estaba muy sucio, viejo, le faltaban la mitad de las piezas...
-!¿Pero cómo es posible que una persona tan sabia como el Mago diga que "esto" me subirá las escaleras?! -gritó enfadada la niña- Si está roto hasta cojea de un lado. Habrá que buscar otra solución, ¿no te parece? ¿duendecito Benito? ¿Benito, sigues ahí?
-Aquí estoy. Pero ¿por qué no dejas de chillar y piensas en lo que te han dicho? -le contestó muy enfadado.
Blanca Flor se asustó un poco al oír chillar al duendecito, porque ella chillaba mucho pero !qué la chillaran!
Se sentó en el suelo mirando al ascensor. "Está muy viejo -pensaba- y sucio pero... y ¿si funcionara? si pudiera... ¿Por qué no? Lo probaré".
Al entrar dentro del pequeño ascensor, éste se tambaleó un poco pero al apretar a su único botón, subió muy deprisa. Una vez allí la niña encontró no solo una pócima, sino tres.
Estaba la SOLIDARIDAD, otra llamada INTEGRACIÓN y la última llamada IGUALDAD. Blanca Flor las quiso coger todas, mas sólo podía con una.
-Coge la pócima que veníamos buscando. Aprendamos a ser solidarios, y después... quien sabe..., quizás no tengamos que venir a buscar las demás.
María Narro (es uno de mis primeros cuentos)

4 comentarios:

Unknown dijo...

¡Que lindo! y que puro, se siente la claridad del alma de la autora al leerlo.

Y si no me avisas me largo a leer desde el final otra vez, gracias.

Muchos besos, abrazos y todas esas cosas que te hacen fijarte en lo bellas que son las flores.

¿Viste el post de la Teletón?

María Narro dijo...

Hola Enzo, estaba guardando una cosa para mañana y cierro,

Sí, claro que he visto lo de Teletón te dejé un mensaje en tu blog pero no sé como poner el vínculo para que vayan a verlo.
GRACIAS

ah, oye, que el aviso de la primera y segunda parte del cuento va por todos. Te nombro a ti porque eres el más noble y confesaste, pero les pasó a todos.
Un beso.

fullmoonthe dijo...

cómo cómo a mi no me pasó!

buenos dias !!!!

y beso que va otra vez pallá!

María Narro dijo...

jajajajaja
vale, pos tú no.
Un beso.