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miércoles, 2 de mayo de 2007

¿Quieres que te cuente un cuento?

El majestuoso vuelo de un águila imperial sobre un lienzo eternamente azul, creaba el fondo perfecto para la ermita de la colina. La pequeña iglesia de piedra caliza, bordeada de hiedra salvaje, había abierto sus puertas y se había engalanado como ayer. Su vieja campana rasgaba el silencio lanzando alegrías. Dos chiquillos correteaban detrás de las palomas, sus madres, les vigilaban sin perder detalle de la ceremonia que se celebraba en su interior...
Marcos, vestido de marinero, miraba sin pestañear hacia el altar. Su tío, don Nicolás, intentaba contener la emoción mientras se dirigía a ofrecerle la comunión por primera vez...

Pero retrocedamos en el tiempo.

Todo comenzó aquel día en el que el párroco del barrio le dijo a la mamá de Marcos que su hijo nunca podría hacer la Primera Comunión.
-No lo entiendo D. Justo. Marquitos es un niño difícil y algo travieso, sus hermanos le adoran y a él le encanta jugar con ellos... -le decía la madre, algo alterada, al señor cura.
-Señora que no es eso, ¿es que no lo ve? Su hijo no es como los demás, yo no puedo saber si está preparado...
-Enséñele. Mi hijo entiende todo lo que se le dice, pero hasta que no tengamos el ordenador él no se podrá comunicar con nosotros.
-Eso lo dice usted porque es su madre, pero yo no sé si comprende...
-Pues mírele a los ojos, ¡coño¡-dijo la madre abandonando el despacho de don Justo con un portazo que hizo pestañear la luz.

Varios meses después, mientras toda la familia de Marcos disfrutaba decorando el árbol de Navidad, en un lugar cercano a las estrellas se trataba el tema en el que habían volcado todas sus esperanzas.
-Sabes que ese ordenador no existe, testarudo Melchor.
-Lo inventaremos -sentenció Gaspar.
-Somos los Magos de Oriente no los compañeros de Harry Potter. ¿Qué leches sabemos nosotros de informática ?- preguntó un malhumorado y estresado Baltasar.
-Nada, y no nos hace falta, tenemos lo imprescindible: nuestra fe. Creemos en ese pequeño tanto o más que su madre, ¿no es así? -al ver a sus compañeros asentir, Melchor continuó- Pues atrapemos toda la magia de la Navidad y hagamos algo más que un regalo.

(ésta es la primera parte del cuento '¿Era navidad?', la segunda parte está justo debajo ;), y se lo dedico a mi sobrino David que éste domingo hace la comunión, y a su hermanita Andrea que la hace con él)

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