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miércoles, 16 de mayo de 2007

Las cosas buenas de la vida

((Primero quiero recomendar un blog, Mundos Paralelos http://freddymurphy.blogspot.com/ y el post titulado:Llamenle PADRE, ¡magnifico!))

Hace muchos años tuve que aprender a trabajar por dentro, aprende a quererme. Tuve que aprender a dejar de revolcarme en todo lo malo de mi vida, dejar de considerarme una víctima; estuve a un paso de caer en la auto compasión. Yo, que siempre había huido de ella, me convertía en mi peor enemigo.

Me di cuenta que pese 'a mi gran desgracia' quería ser feliz, intentarlo al menos, pero para ello tenía que olvidarme de eso, 'mi gran desgracia'.


Yo soy yo, y la enfermedad que tengo va conmigo pero no es mi desgracia. Ésta conclusión fue el resultado del mucho tiempo que tardé en aprender a aceptarme, quererme, porque para poder querer a los demás antes me tengo que querer a mi misma.

Recuerdo que hacia listas enumerando las cosas positivas y negativas de mi vida.

Ésta mañana, en el gimnasio, he hecho otra lista de las cosas buenas, es ésta:

-estoy viva y sé luchar

-ellos se lo pierden ;)

-las respuestas del blog me han 'descolocado'

-tengo a mi marido, mis padres, hermanos, mis sobrinos, mi gata..., me tengo a mí.

-me divierto horrores cuando voy a la piscina

-tengo fans desde que salió mi libro

La cabra siempre tira al monte y yo soy payasa de vocación,
poetisa... de corazón.
Inmenso
es tu poder cuando me miras,
inmensos tus ojos
que me hacen soñar.

Inmensas tus manos
que me levantan del suelo,
inmensa
nuestra fe para poder volar.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigue haciendo inventario,María.¿Te ayudo?
- Tengo amigos que me quieren
-Hay personas que me esperan cada día para hacerlas felices.
- Tengo una sonrisa que contagia al que me mira.
-Soy capaz de volar a mundos de fantasía.
¿Seguimos?

Un beso,María.Sigue, te faltan muchas cosas para apuntar.

Calle Quimera dijo...

Suma otra: tengo personas que me admiran, no solo por mi forma de escribir sino por mi fortaleza ante el dolor, porque soy capaz de dar ejemplo a los quejicas que de nada hacen una montaña de arena. y cuéntame entre esas personas, María. O mejor dicho, cuéntanos a Etinarcadia, mi compi de blog, y a mí. Lo conozco de sobras como para saber que suscribiría mis plabras una a una.

Un beso enorme, y adelante, siempre adelante.

Anónimo dijo...

-dejo a muchos sin palabras, por ser como soy.

muuuak

Anónimo dijo...

A mí, lo que verdaderamente me asusta es la compasión de los otros, incluso la mía hacia los demás. Aquélla que nos permite "cumplir" con nuestra cuota de generosidad. Aquélla que nos permite vestir a las muñecas con la ropa que queremos y abrigarla cuando nosotros tenemos frío. Esto, esto es lo que me aterroriza.

Sin embargo, no tengo la certeza de que la auto-compasión sea negativa: ¿quién mejor que tú sabe hasta dónde llega tu pena?; ¿quién mejor que tú sabe si tiene frío?; ¿quién mejor que tú sabe lo blando de su barro?.

La pena se tiene que manifestar y no infestar. No obstante sí es importante, tal y como dices, tener una cuerda (llámala marido, hermanos, amigos...) de la que jalar.

: }{ : y muchas cuerdas

Y no olvides silbar, si así lo necesitas :-"

Anónimo dijo...

Vengo a hacer mi visita metutina.¡Bueeenos díiias!Un beso, cariño.

María Narro dijo...

¡Buenos días!
Gracias y un besito

((cada día soy más payasa, he ido a haceme un analisis -un poquito de anemia- y me dicen, una vez allí, de orina también.
¡Mierda!
no ha habido forma.
media hora y NO, NO y no))