Bienvenidos a mi blog

domingo, 15 de abril de 2007

La caja de música

Débiles rayos de sol se colaban a través de la vieja claraboya vistiendo de una extraña luz perlada la cajita de música. Mayte la sostenía entre sus manos. Sentada en un rincón del desván con las piernas dobladas y la cabeza apoyada en la pared, miraba entre lágrimas y penas reprimidas su pequeño tesoro. Su abuela le dijo que la abriera sólo cuando quisiera soñar y ahora, no es que quisiera, es que lo necesitaba.
Pero la caja de música hacía muchos años que se había roto. Las notas de aquel vals de la ilusión dejaron de sonar, y la princesita que había en su interior, aquella que danzaba y volaba al compás de la música, estaba quieta.
Mayte abrió la pequeña caja de música como si temiera romperla, pero al no oír nada y ver a su princesa triste y sola, la cerró con fuerza. La caja tembló como si protestara. Mayte la empujó lejos de ella y se tumbó sobre el polvoriento suelo abrazando sus piernas y escondiendo la cara entre las rodillas.
Imágenes de soledad, rechazo, ignorancia y humillación recorrían su mente una y otra vez, una y otra vez.
- Sí, es cierto, ha pasado y quizá vuelva a pasar pero no lo multipliques

Mayte levantó la cabeza y sus sentidos ávidos de compañía recorrieron el desván buscando el origen de aquella voz.
-Duele -volvieron a hablar -pero no dejes que te hagan más daño.

“Parece como si... parece... oh Dios, no puede ser. La voz viene de la caja de música -pensaba Mayte- con razón ellos no me quieren, no me ven... ¡ encima estoy loca!”
La caja dio un gran salto y la puerta se abrió rodando su princesita por el polvoriento suelo. Mayte se incorporó rápidamente. Miraba a la princesita sin parpadear mientras ésta revisaba su cuerpo en busca de chichones.
-No estas loca, habría que estarlo para no aceptar a alguien por no ser como tú, por no pensar igual que tú, por tener otras inquietudes o porque no pare de bostezar viendo el Gran payaso -decía la princesita levantándose del suelo y estirando su largo vestido de seda blanca un tanto amarillento por el paso del tiempo.
-Ojalá fuera sólo eso, ojalá no me hubiera tocado conocer el dolor, ojalá no se pudiera modelar la mente de los más pequeños para que mañana sean portadores de los mismos ridículos perjuicios que sus padres, ojalá mi mundo fuera feliz, lleno de amor y respeto... -Mayte hablaba mirando hacia la luz mientras se sentaba de nuevo en el suelo.
La princesita se acercó a ella llevándole calor.

((continua siguiente post...))

No hay comentarios: